Tengo el propósito de escribir sobre el título de la entrada desde hace tiempo, sin embargo, diversos motivos retrasan la tarea.
Mientras, leo, por recomendación en el pasado Salón Internacional del Libro Teatral, una obra titulada La Valla de Carlos Labraña con una clara intencionalidad antibelicista.
En otros apartados de este blog aparecen comentarios más pausados de algunas obras, ahora me limitaré a una escueta observación.
La valla, editada por Invasoras en 2022, recibió el IX Premio Manuel María de Teatro Infantil. Las ilustraciones son de Francisco Oti.
Esto leemos en la contraportada:
En medio de un desierto, un Soldadito coloca una valla de alambre justo donde en su mapa está marcada la frontera. Al otro lado de la valla, Sahara, una niña abandonada que huye de la guerra, trata de convencerlo de que la deje pasar, ya que está buscando un pozo donde poder saciar su sed. Sentados de espaldas mirando las estrellas, Sahara y Soldadito comprenden que viven bajo el mismo cielo y que solo en la búsqueda de sus sueños hallarán la libertad.
En tiempos de militarismo exacerbado, cruel y despiadado es necesario leer mensajes que rompan con una espiral que debe acabar. La educación debe contribuir a crear otro mundo posible, por el bien de nuestro alumnado. El teatro es un vehículo idóneo de emociones e ideas.
Carlos Labraña ha creado un texto que apela a la cooperación frente a las fronteras. Si es necesario, por la paz, hay que desobedecer a las leyes injustas.
SAHARA
Tenemos que deshacernos de la valla.
SOLDADITO
¿Y qué conseguiremos con eso? Yo tendría que ir a la guerra de todas maneras.
SAHARA
No, si destruimos todas las vallas que hay a lo largo del mundo, ya no habrá fronteras que defender ni banderas que izar.
Pensando en la educación secundaria, yo leería esta obra en 1º o 2º de ESO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario