Catorce piezas de teatro breve
dirigidas a jóvenes que empiezan a ponerse en el lugar del otro, porque en esto
consiste el arte dramático.
Tienen algo en común: los
diálogos (y el último monólogo) se inspiran en la relación de las y los
adolescentes con la educación, con las aulas, con los conflictos que se viven
en ellas. Surgen de la observación y de la escucha combinadas
con la imaginación de lo posible.
Nacen, como se verá, como una
despedida, pero, paradojas de la escritura, a través de ella puede producirse
un encuentro. Sí, en ese momento en que la palabra escrita se convierte en
cuerpo vivo que se mueve, gesticula, siente y es escuchado.
Esto lo escribí para la
contraportada. Ahora quiero añadir lo siguiente:
Han pasado varios años desde la
última publicación en formato libro (sin tener en cuenta las ediciones
colectivas). Lo que he ido escribiendo lo he dejado de forma accesible en mi
blog.
Las obras que aparecen en este
nuevo libro tienen algo de especial y por eso quizás el deseo de un nuevo
formato. Están escritas en un momento de encrucijada, de salto al vacío, de
transformación. Son algo así como un homenaje a una profesión vivida,
disfrutada (y a veces también sufrida) durante más de tres décadas. Un recuerdo
vivo de la relación tan intensa y emocionante con jóvenes por los que no pasaba
el tiempo. “Después de mucho tiempo”… de algún modo, tal vez misterioso, su
presencia permanece. Entre las páginas de este libro estáis, estamos.
Ojalá pronto suban a los escenarios.
Muchas gracias a Agustín Alfaya y a su editorial: Alfasur.
Y especialmente a Irene de Diego, mi hija, por la foto de portada.
Pedidos a:
alfaya@zigzagdigital.com
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