El teatro también se lee y al hacerlo nos llega un grito contra la guerra, el militarismo y el genocidio.
Ediciones invasoras ha publicado recientemente dos libros de varias autoras y autores:
Y No regresaron A sus casas. 21 GRITOS contra las guerras modernas
Gaza, campo de exterminio
Teatro necesario que evidencia el compromiso de la dramaturgia actual. Tal vez nos gustaría que también se oyera más en los escenarios.
A continuación hablaré brevemente de la segunda de las obras, la más reciente, en la que he colaborado con una pieza.
¿Cómo poner voz al sufrimiento? Se trata de textos muy breves y de escritura urgente. Desde la voz poética de varios textos a la preguntas sin respuestas.
"¿Enciendes la televisión y cuentas cuántos muertos caben en una misma fosa común hasta quedarte dormido? ¿Cuántas fosas comunes pueden caber en un mismo campo?¿Cuántas veces hay que bombardear a un pueblo para que no pueda volver a abrir los ojos? ¿Cuántas horas tarda en morir un niño sepultado bajo los escombros?" (Ruth Gutiérrez).
De la denuncia de armas destructivas (Arbel de Laura Aparicio) a la presencia de una Conciencia Colectiva con otras preocupaciones como el fútbol a pesar del genocidio (Ozkar Galán).
De la respuesta de dos adolescentes enamorados en La última noche (Esmeralda Gómez) a las mentiras para justificar el exterminio (El acuerdo, Francisco de los Ríos).
De soldados israelíes que graban en Tik-Tok un macabro divertimento (Anronio Miguel Morales) al recuerdo de un judío israelí que hace años, durante la guerra de Irak, recitaba un poema en favor de la paz (Salaam, Deborah Vukusic).
Terrible epílogo que dice:
Este libro terminó de maquetarse mientras... (y aquí una larga lista de informaciones sobre sucesos devastadores que forman parte del exterminio). Por ejemplo:
mientras las fotos aéreas mostraban los efectos de la destrucción sobre Gaza y las cifras de toneladas de explosivos lanzados multiplicaban por 7 los arrojados en Hirosima,
También cito, por su contundencia que sobrecoge, un fragmento del prólogo redactado por el editor, Julio Fernández:
La Historia se acaba y se abrirán las puertas del infierno, sí, pero tengamos en cuenta, por último, un asunto. Al igual que el mar comienza en las alcantarillas, las nuevas formas de fascismo, nazismo y totalitarismo comienzan en los desagües de los países desarrollados, esos que producen armas que van a parar a manos de asesinos, y silencio, mucho silencio. ¿Queremos seguir siendo cómplices? ¿Podemos soportar seguir viviendo como hasta ahora contemplando lo que contemplamos?