domingo, 20 de noviembre de 2011

De Los raros (Cuando el grito del moro)

JAIME: Tranquilo, señor. Este olor me relaja, me relaja mucho. No se preocupe, estoy bien. (Pausa.) Lo siento, pero no he podido evitarlo. Algo me ha traído hasta aquí, no he sido yo quien ha venido voluntariamente. Tal vez nadie lo perciba, pero aquí hay un aroma especial. No es un perfume, ni una flor, es un aroma a piel, a piel lavada sin jabón. Es muy relajante, muy suave, me quedaría aquí horas, días, semanas... no sé, tal vez toda la vida, si no fuera porque la tierra está plagada de olores también atractivos.

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